La Anorexia Nerviosa es un trastorno alimentario que causa que las personas pierdan más peso de lo que se considera saludable para su edad y estatura.

Las personas que sufren este trastorno suelen tener un miedo intenso a aumentar de peso, incluso cuando están con peso insuficiente. Es posible que hagan dietas o ejercicio en forma excesiva o que utilicen otros métodos para bajar de peso.

   Se ha investigado mucho para intentar encontrar una causa que justifique el desarrollo de una anorexia nerviosa, pero la conclusión es que es un trastorno como todos los trastornos alimentarios multicausal, es decir, que influyen varios factores pero ninguno de ellos por sí solo se puede considerar causa. Los genes y las hormonas pueden jugar un papel. Las actitudes sociales que promueven tipos de cuerpos muy delgados también pueden contribuir.

   Esta enfermedad puede provocar otras complicaciones médicas importantes por desnutrición severa. Asimismo, suele ir asociada a otros problemas psiquiátricos.

   La bulimia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que se caracteriza porque las personas que la padecen suelen darse atracones recurrentes en los que ingieren grandes cantidades de comida , es decir, comen más cantidad de comida que la mayoría de personas en el mismo tiempo.

   El enfermo de bulimia siempre está muy preocupado por su peso, aun cuando es normal, pero le resulta muy difícil reprimir sus ansias de comer. Además, no se encuentran bien consigo mismos, ni física ni personalmente hacen una valoración objetiva . Generalmente la bulimia se manifiesta tras haber realizado numerosas dietas dañinas sin control médico. La limitación de los alimentos impuesta por la propia persona le lleva a un estado de ansiedad  y a la necesidad patológica de ingerir grandes cantidades de alimentos.

   El sentimiento de culpabilidad después de estas ingestas hace que los bulímicos busquen una forma de "solucionarlo" , es lo que se llama conducta compensatoria, entre las que se encuentran los vómitos, el ayuno, las dietas, ejercicio vigoroso, laxantes etc...

   Los trastornos alimentarios no especificados componen actualmente un 70% de los pacientes con TCA, es decir, son los más frecuentes.
El  trastorno de la conducta alimentaria no especificado es una alteración de la conducta alimentaria que no cumple los criterios para ser diagnosticado como anorexia nerviosa, ni tampoco como bulimia nerviosa, pero aún así provoca un malestar significativo en las áreas importantes del funcionamiento de las personas que lo padecen, a nivel social, laboral, personal...

   Por ejemplo, personas excesivamente preocupadas por su alimentación, peso, figura, aunque no tengan un peso bajo.

   Personas que, aún no teniendo atracones, se sienten con falta de control sobre sus impulsos con la comida, haciendo picas continuas y alterando ello su estado de ánimo.

   Por lo tanto, en los trastornos no especificados encontramos síntomas similares a la anorexia nerviosa o bulimia, sin cumplir los criterios necesarios para el diagnóstico de Anorexia ó Bulimia, no por ello son menos graves ó importantes.

   El no cumplir los criterios para el diagnóstico de los trastornos anteriormente mencionados hace que la persona que lo padece normalice su situación y retrase la detección del trastorno.

   El trastorno por atracón es un trastorno de la conducta alimentaria que se caracteriza por la presencia de episodios de ingesta compulsiva. Es un trastorno parecido a la  bulimia nerviosa. La diferencia principal es que la persona que sufre un trastorno por atracón no realiza conductas compensatorias (vómito autoinducido, abuso de laxantes y / o diuréticos, ayunos, ejercicio físico en exceso, etc ...). También es habitual que la persona que tiene este trastorno presente síntomas depresivos.

   Una de las consecuencias más habituales del trastorno por atracón es sufrir sobrepeso u obesidad, con los riesgos que ello conlleva para la salud.

   La depresión es una enfermedad que afecta a la mente y al cuerpo, produciendo cambios a nivel del sueño, el apetito y la percepción que tenemos de nosotros mismos y el mundo en general. La depresión no es una señal de debilidad y tampoco es una elección personal. Provoca en el estado de ánimo una tristeza y apatía que va más allá de lo normal: si estás deprimido tendrás algunos signos y síntomas que pueden durar semanas o incluso meses y años si no se sigue el tratamiento adecuado.

   La ansiedad es una respuesta de anticipación involuntaria del organismo frente a estímulos que pueden ser externos o internos, que se reciben como miedos, tales como pensamientos, ideas, imágenes, etc., que son percibidos por el individuo como amenazantes y peligrosos, y se acompaña de un sentimiento desagradable o de síntomas somáticos de tensión. Se trata de una señal de alerta que advierte sobre un peligro inminente y permite a la persona que adopte las medidas necesarias para enfrentarse a una amenaza.

   La autoestima es el valor que le damos a la percepción que tenemos de nosotros mismos. Abarca todos los aspectos de nuestra vida: personal, físico, familiar, académico/laboral, social ..... Se trata de la evaluación que hacemos de nosotros mismos, que no siempre se ajusta a la realidad y esa valoración se forma a lo largo de toda la vida y bajo la influencia de los demás, de nuestras experiencias y percepciones. El trabajo terapéutico de la autoestima permite mejorar en enfrentamiento en todos los aspectos de nuestra vida.

   Las habilidades sociales son las conductas que nos permiten relacionarnos de forma satisfactoria con los demás, lo que repercute en nuestra autoestima . Se ha demostrado que son las aptitudes que a medio y largo plazo más influyen en nuestra felicidad. El entrenamiento en estas habilidades sociales es uno de nuestros tratamientos más beneficiosos y gratificante a poner en práctica en nuestro día a día. El hecho de poseerlas evita la ansiedad en situaciones sociales difíciles o novedosas, con la familia, en el trabajo, facilitando la comunicación emocional, la resolución de problemas y la relación con los demás.